domingo, 23 de noviembre de 2008

Miquel Llabrés

El Museo de Pollença dedica una retrospectiva al pintor Miquel Llabrés en el 25 aniversario de su muerte




El Museo de Pollença organiza cada año una exposición homenaje a un artista pollencí o vinculado a esta localidad. La presente edición está dedicada al pintor Miquel Llabrés Grimalt (Manacor, 1930 Palma, 1983), en el año en que se cumple el 25 aniversario de su muerte y también el 40 de la inauguración del Primer Certamen de Pintura de Pollença del que Llabrés fue ganador. Para esta muestra se ha logrado reunir una selección de obras representativas de sus temáticas más recurrentes como son los paisajes y las naturalezas muertas.
Miquel Llabrés Grimalt comenzó a pintar muy joven, en su época de adolescencia, a raíz de una dolencia que le obligó a guardar reposo. Realizó su primera exposición en 1948, en Manacor, y este mismo año ganó la segunda medalla en el VII Salón de Otoño del Círculo de Bellas Artes de Palma con una naturaleza muerta. En 1949 inició sus estudios en Barcelona, en la Escuela de Bellas Artes de San Jorge, institución que abandonó al cabo de poco tiempo para poderse dedicar exclusivamente a pintar.
Dos años después, en 1951, su obra "Lluvia" fue premiada con la primera medalla de Pintura del X Salón de Otoño de Palma.
Aunque de formación principalmente autodidacta, sus primeros trabajos revelan la influencia de la escuela de Pollença, todo un círculo de pintores, tanto extranjeros como locales, discípulos de Anglada Camarasa, que trabajaba en Pollença en la primera mitad del siglo XX, y especialmente de la obra de Ramón Nadal, un pintor al que siempre admiró y fue un referente sobre todo en sus comienzos. En esta etapa abundan los paisajes mallorquines luminosos de vivos colores en los que predominan las tonalidades azules.
A partir del año 52 comienza a viajar, primero por la península, concretamente Castilla, y, posteriormente, a partir del año 55 por Francia, buscando inspirarse en paisajes y lugares nuevos, visitando museos, galerías y exposiciones. La pintura de esta época refleja un cambio en la concepción del paisaje, que se manifiesta tanto en la técnica como en el color. En los cuadros de esta etapa el cromatismo se suaviza y se oscurece; predominan las tonalidades grisáceas y ocres con las que consigue efectos marcados de luces y sombras al colocarlas en un primer plano y desplazar al fondo los colores más claros. En sus paisajes urbanos comienza aparecer también la figura humana. Se trata de pequeñas figuras esquemáticas, trazadas con pinceladas muy ligeras.
A finales de los cincuenta regresa a Mallorca y continúa pintando paisajes de diferentes lugares de la Isla y escenas urbanas. Fueron unos años muy fructíferos tanto en su trabajo de creador como en dar a conocer su obra, ya que realizó numerosas exposiciones en España y Francia. En la primavera de 1963, Llabrés regresó a París y Burdeos y obtuvo la medalla de plata del XXII Salón de Otoño; y en esta exposición mostró obras como La Porta de Santa Maria y la Catedral de Burgos, y también calles y rincones de Burdeos, París y Palma. En 1967 expuso por primera vez en Londres y aquel mismo año, le fue otorgada la Cruz de la Orden de Isabel La Católica por su aportación a las bellas artes.
En la pintura de esta etapa predominan los tonos ocres, dorados y también diferentes gamas del gris que resaltan junto con sus líneas esquemáticas el claroscuro del paisaje y lo dotan de gran expresividad. Un cuadro representativo de esta época es "Puerto de Pollença", que obtuvo la medalla de honor en el XXVIII Salón de Otoño.
En la década de los setenta su pintura se vuelve matérica, la gama de colores se aclara e inicia la que se denomina como su etapa blanca, con un acusado predominio de este color. Estos años coinciden con su visita a Cadaqués y Girona, y sobre todo a Ibiza, lugar plasmado en varias telas representativas de esta época. A finales de los setenta, concretamente en 1977, fundó la galería Bearn de Palma e instituyó el Premio Antoni Gelabert de dibujo.
La obra de Miquel Llabrés logró una gran popularidad gracias a las numerosas exposiciones que realizó tanto en Mallorca como en la península y el extranjero. Fue un artista que gozó de un alto grado de aceptación y de reconocimiento y se le considera uno de los más destacados paisajistas contemporáneos, aunque para él el paisaje, en ocasiones, solo fuera un medio para plasmar su búsqueda de lo que era en esencia la pintura.

Esta exposición homenaje podrá visitarse hasta el próximo día 30 de noviembre en el Museo de Pollença.

1 comentario:

Liberto Brau dijo...

Gracias por mantener esta página, me tienes alcorriente de cosas que suceden en la roqueta... seguro que hemos cruzado alguna vez nuestras miradas... jajaja... qué anónima emoción. Saludos. Qué tarde más fresca y gris...