domingo, 20 de septiembre de 2009

Los retratos de Malick Sidibé en el Solleric

2o años de instantáneas de Bamako





Esta exposición presenta una selección de los retratos que el fotógrafo Malick Sidibé (Soloba, Mali, 1936) realizó entre 1964 y principios de los años ochenta en su estudio de un barrio popular de Bamako (Mali). Generalmente, Sidibé hacía sólo una toma -sus clientes no podían costearse más- que era positivada en un pequeño formato tipo tarjeta postal. Además, su estudio tenía unas dimensiones muy reducidas y sólo disponía de un modesto sistema de iluminación y de unos pocos y sencillos elementos decorativos, sobre todo, telas lisas o con rayas verticales.

Los retratos de Sidibé –que en el año 2007 recibió el León de Oro de la Bienal de Venecia y este mismo año ha sido Premio PHotoEspaña Baume & Mercier 2009- tienen una fuerte coherencia y consiguen reflejar la diversidad y complejidad de la sociedad maliense.




La voz de Oumou Sangaré acompaña las imágenes de Sidibé



Entrevista a Malick Sidibé

Malick Sidibé nos espera sentado en la galería Oliva Arauna. Lleva una larga túnica verde con dibujos abstractos de color blanco. Cuando llegamos nos recibe con una amplia sonrisa y parece que sonríe con su mirada también.

Su presencia enseguida se hace presente en la habitación y la envuelve. Es una de esas personas que no deja indiferente. Desde el principio habla con entusiasmo, recordando cada mínimo detalle de sus fotografías, aunque hayan pasado ya cincuenta años desde entonces.

En ocasiones parece alejarse, como si de pronto volviera a su estudio de Bamako, y habla con los ojos cerrados, recordando esos días en los que retrató la historia de su país y que le convirtieron en uno de los fotógrafos más influyentes del momento.

Desde 1960, Malick Sidibé (Mali, 1936) realizó fotografías en su estudio de Bamako, Studio Malick. Estas imágenes documentan la cultura popular de su ciudad con una mirada pura. La gran cantidad de fotos que obtuvo durante los años 70 dieron lugar a una vasta catalogación de tipologías urbanas conseguidas mediante una labor de documentación sincera y exenta de complejos de superioridad. El resultado: una fotografía alejada de los prejuicios de la mirada occidental hacia otras culturas.

PHE- Ahora es un fotógrafo reconocido y sus fotos viajan por todas partes ¿Cómo comenzó en este mundo?

Malick Sidibé- Estudié en la escuela de artes porque me gustaba dibujar. Después comencé con la fotografía trabajando con un fotógrafo francés en el año 57. Entonces era el fotógrafo más joven de la ciudad.

Por suerte yo era el único que tenía un flash y así empecé a hacer las fotografías de las fiestas nocturnas. Estaba en el estudio hasta la media noche o la una de la madrugada hasta que me iba a hacer fotografías por las fiestas. Regresaba a mi estudio, revelaba y el lunes y el martes colgaba las fotos en mi negocio y así los jóvenes venían las fotos y escogían las que más les gustaban.

Mi estudio siempre estaba animado porque todos los jóvenes venían para ver las fotos de las fiestas. Conocía a todos, hoy en día me sigo acordando de la cara y del nombre de la mayoría.

PHE- La independencia de Mali se produjo en el año 1960 ¿Cómo influyó la nueva situación política en su propio trabajo?

MS- No fue tanto la independencia como la música occidental lo que cambió muchas cosas en aquella época. Lo que realmente fue una revolución fue la música, porque desde 1957 llegó música rock, Ula-hop, swing… La música fue la verdadera revolución de Malí.

PHE- Además de las fotos de las fiestas tiene una gran cantidad de retratos en su estudio…

MS- Comencé a fotografiar los jóvenes en las fiestas desde 1957 y después continué con los retratos, ya que la fotografía tiene una amplia tradición en Mali. Para la gente de mi país es importante tener fotografías sobre sí mismos para poder enseñárselas a su familia, a sus amigos… es una especie de acto social.

Desde los años 60 empecé a hacer fotos en mi propio estudio. Todo el mundo iba allí porque en aquella época hacer un retrato era muy barato. Sobre todo a los jóvenes les gustaba mucho hacerse fotos con sus mejores galas, con sus pendientes nuevos, sus cabellos rizados, mostrando su mejor reloj, sus pulseras… A todo el mundo le gusta estar bello en las fotografías.

Había gente que quería hacerse un retrato individual para mandárselo a sus amigos, siempre con sus zapatos nuevos, su corbata… también había personas que querían hacerse fotografías con su rebaño, con su moto… para enseñar sus pertenencias a los demás, para enseñar a los demás su vida.

PHE- ¿Cómo valora la evolución de su trabajo desde que comenzó hasta la actualidad?

MS- Cuando empecé a fotografiar jamás imaginé que después de unos años mis fotos viajarían por todo el mundo. Hacía fotografías para la gente, para mi país… jamás imaginé lo que pasó después. Mis fotografías son una forma de turismo porque cuando las observas es como si viajaras a Mali. La fotografía es la realidad, nunca dice mentiras, esto es muy importante para mi. He revelado todos mis negativos y lo tengo todo clasificado en mi estudio.

PHE- Los medios fotográficos han cambiado mucho en los últimos tiempos. Usted, sin embargo, ha seguido fiel a la fotografía analógica…

MS- Comprendo que la fotografía digital es mucho más barata y simple, pero para mi no es la verdadera fotografía. Con la fotografía analógica tienes que enfocar la imagen, ir al laboratorio, revelar y trabajar. Con la fotografía analógica no se puede engañar, muestra toda la realidad. Con la digital puedes modificar las imágenes.

Creo que con la fotografía analógica si, por ejemplo, fotografías un perro y luego la miras bien puedes ver como el perro mueve la cola…es todo realidad.

PHE- En su dilatada carrera fotográfica ha habido muchas fotos que han pasado a la historia, convirtiéndose en verdaderos iconos de una época importante para su país…

MS- Tengo mucha satisfacción en mi vida profesional. Es difícil elegir un buen momento. Tengo muchos negativos y hay muchas fotos que me gustan mucho, por ejemplo me gustan los retratos de los niños pequeños en los que los niños sonríen. Para mi eso es una gran satisfacción. Esta foto en la que salen dos chicos bailando es de la que más ha gustado a la gente y es la más conocida. Se llama “la noche de la navidad” (1963). A mi no es la que más me gusta.

Una de mis fotografías favoritas es en la que aparece un chico es muy elegante bailando con la hija del primer ministro del primer presidente de Mali. Hoy esta mujer es musulmana y lleva velo. Si viera la foto seguro que diría “Esa no soy yo”.

Me acuerdo de los nombres de casi todas las personas que salen en mis fotografías. Sino recuerdo el nombre, si recuerdo a su padre, qué hacen ahora, si tienen hijos… También me gusta la fotografía de un chico nigeriano que era modista. En esta foto el chico abre los brazos y dice:”La vida es maravillosa”.

PHE- Su estudio en Mali sigue abierto hoy en día ¿Sigue haciendo fotografías allí?

MS- Hoy día son los extranjeros, sobre todo europeos, los que van a mi estudio a conocerme porque es gente que conoce la historia de la fotografía. Van a allí a hacerse un retrato.

Una cosa muy particular y extraordinaria es que ahora todo Mali conoce mi estudio. Los niños, que normalmente llaman a los hombres adultos “papá” o “tontón”, me llaman por mi nombre, porque para un artista lo importante es el nombre. También hay mujeres del campo que han llamado Malick a sus propios hijos, eso me llena de orgullo. Creo que hay 4 ó 5 con mi nombre.

PHE- ¿Cómo ha cambiado la vida en Mali desde las fotografías que podemos ver en su exposición hasta la actualidad?

MS- El país ha cambiado mucho desde los años 60, ahora la gente prefiere vestirse con la ropa de Mali porque hay una industria de algodón muy fuerte e importante. Antes la gente prefería la ropa europea, pero ahora la gente está volviendo a la ropa tradicional. Los jóvenes siguen prefiriendo la ropa occidental. Son los jóvenes los que cambian el mundo, no los viejos.

En los años 60 las chicas se escapaban de sus casas para irse a bailar. Le echaban algo en el vaso de agua de su padre para que se durmiera y no se diera cuenta cuando ella escapaba. La madre siempre era cómplice de la chica y era quien le abría la puerta cuando ella llegaba de madrugada. Cuando las chicas terminaban los estudios el padre estaba obligado a hacer una fiesta. Así es como los viejos se convencían de que bailar no era tan malo ni tan grave.

PHE- Parece imposible que en una carrera tan larga no haya habido momentos difíciles…

MS- No he tenido muchos problemas en mi vida profesional. La gente que sale de mi estudio casi siempre sale contenta, aunque a veces hay alguno que ha sido más difícil de fotografiar, pero sin dar demasiados problemas.

Si tuve algunos problemas con los militares, ya que también hice fotografías del golpe de estado. Creo que era necesario retratar ese momento. Tenía miedo de perder la vida, porque yo no era periodista y no estaba autorizado para fotografiar.

Todavía conservo esos negativos. Tengo fotos de la milicia con sus fusiles. También fotografié el golpe de 1968, ya que conocía a los militares por haber hecho el servicio militar y me llamaron para fotografiar. Pero en un momento llegó el general y me preguntó: “¿Qué estás haciendo aquí?” Yo le dije: “Hago fotos”. Los otros militares tenían miedo y se escondieron. El General se enfadó mucho y me quería confiscar la película. Me llevaron a la comisaria pero afortunadamente allí me encontré a un amigo y estuvimos hablando un rato amigablemente. Me quedé hasta las cinco de la tarde y al final el general se olvidó todo y pude llevarme las películas conmigo. El tipo que me arrestó tenía un bazoca en su coche y pasé un poco de miedo, pero por suerte al final no hubo problemas.

PHE- Ahora tiene una exposición individual en la galería Oliva Arauna y su obra forma parte de la exposición colectiva Años 70. Fotografía y vida cotidiana ¿ Qué sensación le produce?

MS- Estoy contentísimo de tener una exposición de la galería de Oliva Orauna y formar parte de la exposición colectiva Años 70. Fotografía y vida cotidiana. La noche antes de la inauguración no he podido dormir, pero a ratos he tenido sueños muy buenos, parecía que iba a tocar el cielo con mis dedos. Después de esto pienso que debo seguir haciendo mucho más y mucho mejor.


Entrevista publicada en la edición digital de Photo España





Retratos de Malick Sidibé en el Casal Solleric (Palma) hasta el 8 de noviembre de 2009.

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