Mersad Berber en La Caixa
Caballo oprimido 1978
La Obra Social la Caixa presenta en Palma la exposición Mersad Berber. Retrospectiva, una muestra inédita en España que repasa su trayectoria desde la década de los setenta hasta hoy día, con la exhibición de obras de series aún inacabadas.
Mersad Berber es una rara avis en el actual panorama del arte europeo. Residente en Zagreb desde 1992 -lejos de los centros consagrados del arte contemporáneo-, ha superado la periferia de su origen gracias a una obra personalísima, de exquisita técnica, que le ha permitido alcanzar un reconocido prestigio internacional. Berber se declara, en el terreno práctico y teórico, defensor del arte figurativo y del lenguaje pictórico. Uno de los aspectos que sorprende cuando se descubre su obra es el elevado dominio del dibujo - fluido y seguro-, que le lleva también a expresarse mediante el grabado y a concebir libros de artista e, incluso, filmes de animación. La Caixa presenta esta exposición, la más completa que se ha podido ver nunca sobre el trabajo de Mersad Berber, en la que se pueden ver obras que unen distintas tradiciones culturales y en las que reflexiona sobre los hombres y mujeres actuales y su reacción ante situaciones tan trágicas como la guerra, que vivió en propia piel. Todo ello, con un lenguaje posmoderno que, al mismo tiempo, rinde homenaje a los grandes clásicos.
Berber es un virtuoso del dibujo, que ha asimilado directamente de los clásicos. Sus obras remiten tanto a la estatuaria griega y romana como a los dibujos de Velázquez, Goya, Ingres o Géricault. La influencia bizantina -fruto de la herencia cultural de los Balcanes- se observa en los colores cálidos y aterciopelados y en la sofisticación de los ambientes.
Al mismo tiempo, Berber introduce en sus pinturas el collage, el fragmento, el gesto y la textura del arte del siglo XX. El contraste entre la perfección de los detalles y el carácter incompleto de la obra, el aislamiento de los personajes y la multiplicidad de escenas que retrata en una misma obra transmiten a los espectadores la idea del paso del tiempo y de la fugacidad de las cosas.
Otro elemento recurrente en su obra es la reflexión y preocupación por la humanidad actual. Su lugar de origen -un cruce de culturas, un lugar de encuentro y también de conflicto- resulta decisiva para entender su producción artística, ya que su experiencia personal se fusiona con el destino trágico de su procedencia. El conjunto de la obra de Berber representa una invitación al diálogo entre culturas.
Series
La exposición se estructura en torno a diferentes series del artista, concebidas como homenaje a Velázquez o Ingres, de recreación del mundo bizantino o de presentación de los desastres de la guerra, que Berber ha vivido de cerca. En 1992, poco después de estallar la guerra de los Balcanes, Mersad Berber se vio obligado a abandonar su residencia de Sarajevo e instalarse en Zagreb. Los acontecimientos de aquella época dejaron una huella indeleble en su arte, como puede comprobarse en las series Crónica de Sarajevo y Expatriados bosnios, presentes en la exposición.
Berber asume sus orígenes étnicos pero a su vez se distancia de los mismos y, aunque su creación viene marcada por esta complejidad arraigada en su trasfondo étnico y geográfico, también destaca por muchos otros intereses, habilidades y características que hacen de él un artista único. Berber se inició como artista gráfico, un hecho que caracterizó especialmente su primera etapa en la antigua Yugoslavia. Un temprano interés por las habilidades artesanales impregnó su forma de enfocar los proyectos artísticos más sofisticados y ambiciosos y constituyó el origen de su fuerza como dibujante.
El arte de Mersad Berber tiene carácter polifónico. En una misma obra conviven a la vez muchas cosas. Esta característica puede contemplarse en las pinturas que crea a partir de varios paneles o en aquellas en las que superpone imágenes procedentes de distintos mundos culturales.
Lleva hasta el extremo esta superposición en la serie de impresiones digitales de gran formato que constituye su producción más reciente. En Archivo I-IV, Berber se apropia de este nuevo método de creación de imágenes porque le permite ampliar las posibilidades de la técnica del collage. La serie, en la que aún está trabajando, es un cenotafio para las más de 8.000 personas muertas en la masacre de Srebrenica de 1995. Una elegía a los muertos que también quiere recordar la desaparecida pluralidad cultural existente en los Balcanes durante cientos de años, pese a las tensiones étnicas y religiosas.
No obstante su carácter posmoderno, estas impresiones digitales de gran formato contienen también referencias a la pintura de los antiguos maestros y a la del siglo XIX, una constante en la obra de Berber que se pone de manifiesto también en series como Homenaje a Velázquez. En ella reinterpreta el arte del maestro con una nueva sensibilidad, integrando nuevos elementos como la ornamentación dorada y los dibujos herederos de la tradición islámica más clásica.
Berber también rinde homenaje a otro de los pintores que más le han influido, Théodore Géricault. Recrea la obra maestra La balsa de la Medusa interpretándola como una imagen sobre la capacidad humana de traicionar los propios códigos morales, asociándola directamente a los horrores de la Guerra Civil de Bosnia.
Además de homenajear a los grandes artistas de la historia del arte, Mersad Berber también incorpora a menudo referencias a mitos y obras literarias. La series La era de Dédalo e Ícaro ejemplifican su preocupación por la reflexión sobre determinados mitos que hablan de las aspiraciones humanas y de sus límites. A destacar también otro rasgo característico de la pintura de Berber: su interés por pintar caballos fuertes y pacientes, que no son sino los vehículos de que se sirve el artista para expresar las emociones más trágicas y terribles.
Mersad Berber (Bosanski Petrovac, Bosnia, 1940)
La exposición Mersad Berber. Retrospectiva puede verse en CaixaForum Palma (Plaza de Weyler, 3) hasta el 18 de octubre de 2009.
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